Todos los días estamos escuchando y aprendiendo términos nuevos o que no usábamos hace un tiempo, como ser: comunidad o aldea global, multiculturalidad, diversidad, interculturalidad, nómade global o nómade digital.
A mí, particularmente, me encantan estas nuevas palabras. Siempre me sentí medio extraterrestre en todos lados, hasta en los más familiares. Rápidamente me quiero mover, cuando me siento estancada. Me encanta viajar y me fascina la diversidad cultural. Tratar de sentir y comprender, dentro de lo posible, como viven otras sociedades.
No creo en lo que sueña la mayoría de la gente, “comprar casa”, porque siento que eso te ata a un lugar específico y el mundo es tan amplio y rico, que no vale la pena hacerlo.
Por otro lado, siempre, desde muy chica, pensé que las fronteras eran inventos humanos, que no podía ser que si la tierra era una sola, nos separen líneas invisibles inventadas por humanos, generalmente con fines económicos o de mantener el poder.
La tierra, los ríos, los árboles, ¿quién dice a quién le pertenece?, ¿a quienes llegaron antes?, o a quienes los invadieron después?
Eso de defender el territorio a “uñas y dientes” fue útil en otros momentos de la humanidad, pero no lo necesitamos ahora, el mundo ha cambiado.
Siempre hubo algo que no me convencía de este tema. Sin saber mucho, y sin haber salido, en ese momento, muy lejos de mi Tacuarembó natal.
Por eso amé desde siempre el surgimiento de Internet, siempre me pareció un fenómeno ¡maravilloso!. También amé la primera vez que me subí a un avión, y cada vez, que tengo la suerte de volverlo a hacer.
Ni que hablar cuando me tocó trabajar en el exterior, y descubrí que el fenómeno migratorio era un elemento fuerte en las políticas sociales de otros países, mientras que en Uruguay era totalmente desconocido, más bien, se iban los/as uruguayos/as, y nadie venía para acá.
También recuerdo lo que nos decía una profesora de Sociología en 4to de Bachillerato en el Liceo 1 de Tacuarembó, hace 30 años atrás, “somos un país de viejos, gurises ¡salgan a tener hijos!”
Pero, ¿solo teniendo hijos/as solucionaremos el grave problema demográfico que tenemos, el ser pocos y viejos?
Mi primer trabajo en el exterior, en Costa Rica, conocí un programa que se llamaba “Juventud, Empleo y Migración”. El tercer término fue el que llamó enormemente mi atención (además de las montañas y volcanes, claro!), como decía antes, en Uruguay la migración era un fenómeno desconocido o muy menor. Si era muy conocida la famosa “Fuga de Talentos”, la fuerza laboral que emigraba por razones políticas o económicas, y lo bien valorada que era en cualquier mercado laboral al que llegaba. ¿Les suena?
En esa experiencia me enteré que Costa Rica es un país muy parecido al nuestro, en tamaño, cantidad de población, indicadores socio económicos y educativos, y que tenía un gran fenómeno social que era más de un millón (en ese momento, 2012) de migrantes nicaragüenses, con todas lo que eso implicaba en lo laboral, social, educativo, en la atención de salud. De ahí el programa que les mencioné: “Juventud, Empleo y Migración”
Hace 2 años aproximadamente conocí en Uruguay a unas venezolanas maravillosas, una de ella me cuenta que pronto traería a sus padres a nuestro país, eso me llamó mucho la atención y empiezo a informarme sobre ese fenómeno social que estaba tomando fuerzas en Uruguay.
Me contacté y reuní con una incipiente ONG que se dedica a campañas de abrigo para los/as recién llegados/as a los fríos inviernos uruguayos.
Mi intención era fortalecer la organización y que se animaran a presentar proyectos de Orientación e Inclusión Laboral y Social en INEFOP. Inclusive escribí ese proyecto, (parte del mismo está reflejado en el presente artículo), y lo envié a la Gerencia de Formación Profesional. Realmente me PRE – ocupaba el tema.
No obstante, ese no era el momento para la ONG y las autoridades no respondieron a mi inquietud, luego de un intercambio inicial de dos o tres emails.
No obstante el tema me sigue ocupando. Como puse en la Fundamentación del mencionado proyecto:
“Considero que es clave la generación y uso de herramientas con la finalidad de promover la inclusión y prevenir dificultades sociales, económicas, culturales que se pueden generar tanto para migrantes como para el país de origen en caso de no generarse una inclusión favorable.
Cuando el fenómeno se da abruptamente y en forma masiva, como está sucediendo en Uruguay, si no se atiende debidamente, puede provocar que los países receptores deban atravesar un periodo largo y costoso para alcanzar la integración entre culturas que han sido formadas dentro de sistemas totalmente diferentes.
Esto puede convertirse en el origen de consecuencias negativas para la sociedad que acoge al migrante, como para migrante y para su familia, expresadas en formas racismo, discriminación, rechazo e intolerancia, promoviendo en el migrante resentimiento o frustración ya sea personal o laboral.
Al escribir este proyecto lo hacemos convencidos de los beneficios positivos que provoca la migración, si se produce una adecuada recepción, atención e integración, en lo que respecta a la diversidad y riqueza culturales, al refuerzo de la mano de obra, sobre todo cuando el país se encuentra estable económicamente, el contagio del espíritu de superación que implica el animarse a migrar, el refuerzo del concepto de “comunidad global”, la promoción del valor de la solidaridad, entre otros.
Esta ocupación o pre –ocupación que nació en mí sobre este tema, posiblemente tenga que ver con que somos un país conformado por migrantes, y esas historias de viajes, incertidumbres, soledades, desarraigos, discriminación y “volver a empezar” constantes, seguramente todavía “duelan” en mi inconsciente colectivo
Además, creo profundamente que el intercambio de valores culturales entre dos o más pueblos o más, si se hace con buena intención, planificación y orden, solo puede traer aprendizajes, riqueza y crecimiento.
Siempre sobre la base de promover la tolerancia y el respeto mutuo a las diferencias culturales y sus elementos asociados, tales como la religión y las diferencias étnicas.
Para esto es importante generar y promover espacios de interacción y comunicación que permitan la sana convivencia entre grupos de diferentes culturas, con miras al crecimiento mutuo, basados en el principio de igualdad y reconocimiento del derecho a la diferencia.
Al pensar en hacer un artículo que colaborara de alguna manera en la promoción de estos espacios, se me ocurrió que la mejor forma era compartirles partes de ese proyecto de “Talleres de Inclusión Socio Laboral para Migrantes” que les conté que escribí por iniciativa propia hace un tiempo, y ahí quedo guardado en mi computadora. ¡Que para algo sirva!
Los OBJETIVOS eran:
Ser un insumo para colaborar en la generación de herramientas para la atención a población migrante que aumenta su llegada a Uruguay día a día.
Crear un dispositivo que incluya Orientación Social, Educativa y laboral (grupal e individual) y la realización de derivaciones teniendo en cuenta perfiles, intereses, proyectos personales y oportunidades locales.
Parte de la FUNDAMENTACIÓN decía:
“Los flujos migratorios internacionales se han constituido en un aspecto fundamental en la historia de la población uruguaya. Desde sus inicios hasta mediados del siglo XX Uruguay se caracteriza por recibir importantes contingentes de inmigrantes provenientes de países europeos, así como también de los países limítrofes (Koolhaas&Nathan, 2013). A partir de la década del sesenta, los flujos migratorios comienzan a cambiar en función de diversas coyunturas, convirtiéndose Uruguay en un país de emigración: crisis económica, crisis social y política (período dictatorial de 1973 a 1985), nueva crisis económica desde el año 2000 (Koolhaas&Nathan, 2013).
Es recién a partir del año 2009 que las tendencias migratorias comienzan a revertirse nuevamente. Dicha tendencia hace base en la conjugación de tres procesos: a) disminución de las corrientes emigratorias, b) aumento de los flujos de retorno, c) aumento de inmigración de países latinoamericanos y caribeños.
Según el Diario El País en 2017 Uruguay esperaba la llegada de unos 18.000 inmigrantes de países del Mercosur y asociados, de los cuales unos 2.340 procederán de Venezuela (13%), según informó el subsecretario del ministerio de Relaciones Exteriores, José Luis Cancela, en el Parlamento. La ley 18.250, y la modificación de la 19.254, conceden a los nacionales de los países del Mercosur la posibilidad de acceder con rapidez a la residencia permanente.
La mayoría de las residencias permanentes concedidas en Uruguay procedía de Argentina (42 % de los casos), Brasil en un 18 % y Venezuela con un 13 %. En cuanto a la nacionalidad de los solicitantes, los venezolanos se encuentran en segunda posición con un 24 % de las peticiones, superando al 18 % de los brasileños y sólo por debajo del 31 % de argentinos.(Fuente: EFE).
En los últimos años la cantidad de venezolanos que obtuvo su documento de identidad uruguayo no hizo más que crecer. Mientras que en 2011 fueron 369 los nacidos en Venezuela que sacaron la cédula uruguaya, para entre enero y mediados de diciembre de 2016 esa cifra había trepado a 2.220, según datos de la Dirección Nacional de Identificación Civil del Ministerio del Interior.
También son más hoy que un tiempo atrás los que tramitan sus residencias temporarias: 35 en 2013, 27 en 2014, 43 en 2015 y 67 a noviembre de 2016, de acuerdo a la Dirección Nacional de Migración, también de Interior. Las residencias permanentes, en tanto, también treparon. En 2015 fueron 667 los venezolanos que la tramitaron. Cuando no había terminado 2016, este número ya había llegado a 787. Fuente: El Observador
Edades: Entre 20 y 50 años. El grueso de este grupo (376) tiene entre 25 y 34 años. «Estamos frente a ciudadanos venezolanos que son población económicamente activa y un gran número de ellos han manifestado tener estudios terciarios finalizados y/o prontos a finalizar», indica un informe de cancillería.
Nivel educativo: La mayoría (524) tienen educación media u oficio, 396 cuenta con educación terciaria o técnica superior, 75 son jubilados, 149 estudiantes y solo 28 se definieron como desempleados. Según Cancillería, el 86% de las solicitudes de residencia permanente corresponden a personas en edad económicamente activa y factible de incorporarse al mercado laboral uruguayo lo cual es visto como positivo por las autoridades (Datos del 2015)
La mayoría de quienes vienen son profesionales. Muchos tienen dificultades para conseguir trabajo en sus áreas de especialización, aunque sí lograron un empleo casi todos los especialistas en software, los radiólogos, las enfermeras, los fisioterapeutas, algunos médicos y algunos ingenieros. Muchos trabajan como taximetristas, chefs, mozos, en empresas de seguridad, como conductores de Uber, en el comercio, la hotelería y en restaurantes, dice Vanessa Sarmiento de Clasificados Veneguayos, ONG venezolana en Uruguay que ayuda a colocación de empleo de venezolanos.
El tiempo promedio que demoran en conseguir empleo es de un año.
Fuentes:
https://venezolanosenuruguay.com/
file:///C:/Users/Subdireccion/Downloads/Guia_Vivir_en_Uruguay.pdf
https://gedemi.files.wordpress.com/2017/05/los-uruguayos-ante-la-inmigracic3b3n-2017-informe-final1.pdf
http://www.elpais.com.uy/informacion/uruguay-espera-llegada-inmigrantes.html
http://www.mides.gub.uy/innovaportal/file/75559/1/investigacion_caracterizacion2017_final_digital.pdf
La PROPUESTA PEDAGÓGICA proponía la distribución de los Contenidos en 5 Módulos, que eran:
1 Conociéndose
2 Información del Contexto Socio – Cultural
3 El Mercado Laboral Uruguayo
4 Herramientas de Inserción Socio – Laboral
5 Plan de Acción de Integración e Inclusión
Algunas de las DINÁMICAS que había imaginado para trabajar esos módulos eran:
A. Opción 1: Me presento con algo típico de mi país (comida, música, video, foto) – Opción 2: Ser venezolano/a (o el país que corresponda) es….
B. Recuerdo el momento en que tomé la decisión de venir a Uruguay. ¿Que pensé y sentí?
C. “Traduciendo”: juego de lenguaje. ¿Cómo decir lo mismo en “Uruguayo”?”
D. “Búsqueda del Tesoro”: familiarización con el plano de Montevideo. Ubicación de principales calles y servicios
E. “Encuentre las diferencias” juego de las costumbres. Diferencias y Similitudes que he encontrado en costumbres uruguayas y venezolanas (o el país que corresponda)
F. 1. “Descubriendo talentos”: ¿Que traigo o tengo que pueda servir o aportar en Uruguay?
G. “Traduciendo el CV”: Hacer o traducir el CV a las características del mercado laboral uruguayo.
En cuanto al EQUIPO TÉCNICO había planificado, tanto para los talleres como para el Acompañamiento posterior, la conformación de una dupla pedagógica integrada por un/ Orientador/a Educativo Laboral uruguayo/a y un/a Referente socio – cultural migrante.
Para cerrar el presente artículo incluyo datos de un estudio realizado recientemente por la Socióloga María Julia Acosta y otros profesionales, donde se destaca:
- Los/as migrantes están aceptando los trabajos que los uruguayos no quieren
- Tiene mejor nivel educativo en promedio que los/as uruguayos/as.
- El 67 % se encuentra radicado en Montevideo
- La mayoría de los/as uruguayos/as valora bien a los/as migrantes, sobre todo si los tienen como compañeros/as de trabajo. Los destacan por una buena actitud laboral, buen relacionamiento y por ser personas en las que se puede confiar.
- El informe afirma que la migración dinamiza la actividad económica ya que también son consumidores de bienes y servicios, y además, muchos han puesto sus propios negocios
- Para la economía uruguaya es beneficiosa la migración calificada, dado los pocos habitantes que somos, y con pocos jóvenes. Todavía necesitaríamos que fuera mayor. Por primera vez, llegan cerebros o talentos en lugar de fugarse.
- Todavía es un fenómeno menor, en comparación con la cantidad de personas que necesitaría Uruguay para revertir sus dificultades demográficas, parecen más porque toman puestos en servicios más visibles y son fáciles de reconocer por el tono de voz y los estilos personales.
- Los sistemas de salud y educación en Uruguay aseguran la cobertura y son bien evaluadas por las personas migrantes y por organismos internacionales. Pero también, existen actos de discriminación por parte de la sociedad uruguaya, identificándose desde algunas organizaciones un alto grado de estigmatización asociada a diferencias culturales y étnico-raciales, entre otras.
Este tema daría para mucho más. Al ser novedoso para Uruguay, hay mucho para seguir investigando, aprendiendo y, lo más importante, haciendo.
Reafirmo la creencia de que la multiculturalidad (existencia de varias culturas conviviendo en un mismo espacio físico, geográfico o social) es beneficiosa siempre y más para un país pequeño, de pocos y «viejos» habitantes como el nuestro.
La multiculturalidad abarca y reconoce todas las diferencias que se enmarcan dentro de la cultura, ya sea, religiosa, lingüística, racial, étnica o de género y promueve el derecho humano a esta diversidad.
De todas formas, también puede crear comunidades aisladas como, por ejemplo, los barrios italianos, chinos, palestinos, etc. que existen en algunas grandes ciudades sin o con muy poco contacto con la comunidad local.
A lo que debemos tender, si queremos que el fenómeno sea realmente beneficioso para todas las partes, es que se logre el multiculturalismo, es decir cuando las comunidades logran mantener un intercambio e integración enmarcados en el respeto y la tolerancia.
Esto se logra con análisis, planificación, decisiones y acciones a tiempo. Se están haciendo algunas cosas, pero vamos lento aún.
Y lo más importante, se logra con apertura mental, comprender el cambio global que se está produciendo en todos los órdenes: Economía, Trabajo, Educación, Familias, Culturas, Paradigmas. Esto va a suceder con nosotros o sin nosotros. O desarrollamos nuestra mente y espíritu, y crecemos, o nos quedamos atados a un obsoleto pasado que ya nada tiene para darnos.